Exhaustivo, obsesionado con el dato y brillantemente desmitificador. No encuentro mejores calificativos para definir en pocas palabras al escritor Óscar Fábrega Calahorro (Almería, 1976). Y eso es lo que hace que
sus obras sean densas y reflexivas, estén repletas de referencias y expongan
los hechos desde una perspectiva imperiosamente crítica a nivel
historiográfico. El autor, licenciado en Humanidades y amante de la filosofía, la antropología y los enigmas, huye del discurso dominante y no busca el aplauso.
Busca la verdad. Y, muchas veces, esa verdad resulta incómoda para la mayoría. Especialmente,
si tiene que ver con las cuestiones de fe, ya que pueden descubrirse cosas
—sobre todo, falacias— que supondrían un duro varapalo para el creyente acrítico.
En Pongamos que hablo de Jesús
(Planeta, 2017), el autor nos invita a un viaje fascinante a través de la poliédrica
figura de uno de los personajes más influyentes de la historia. Pero lo hace hurgando en la cara oculta, en esos aspectos controvertidos
que se hallan descritos en el Nuevo Testamento. Busca entre líneas aquellos
datos que para la mayoría pasan desapercibidos y saca a la luz las graves
contradicciones que cometen los cronistas evangélicos. También bucea en las
fuentes extrabíblicas para hallar posibles vestigios de su existencia histórica.
Aunque en las más de 800 páginas del libro se adentra en otros terrenos
inhóspitos, tratando de reflejar el enfoque mitista —que cuestiona la historicidad
de Jesús— y de presentar al lector las múltiples lecturas e interpretaciones
que tiene un personaje tan decisivo —y tan manipulado— en nuestro contexto occidental. Ciertamente, sabemos muy poco sobre Jesús. "El problema principal es que, dada la
tremenda ausencia de material fidedigno, se pueden construir, con relativa
coherencia, versiones contrapuestas de este mismo personaje. Y no digamos si
relajamos el criterio y dejamos correr la imaginación", reconoce Fábrega
en el prólogo de su excelente ensayo.
Desde su ateísmo, que confiesa abiertamente en las primeras páginas —"No creo. Soy un no creyente",
afirma—, realiza una labor de investigación intachable (y envidiable para cualquier historiador y teólogo crítico). No se puede decir que sea un libro escrito desde la
pataleta de un increyente enojado. Al contrario, es una obra muy
currada, esclarecedora y sagaz. Fruto del sabio manejo de mucha y buena información
y de bastantes horas de análisis y reflexión. Se agradece. Asimismo, desmenuza
todas las versiones habidas y por haber sobre Jesús. Efectúa, a su vez, un delicioso
recorrido por el judaísmo, el cristianismo primitivo, los Evangelios apócrifos,
el Talmud, etc. Deconstruye certeramente muchas ideas que se han propagado durante dos
milenios de cristianismo. Precisamente, los Evangelios están repletos de "ficciones
religiosas", como él denomina a todos esos inventos y deformaciones
añadidos por los autores de tales textos bíblicos, cuyo fin no fue otro sino
adornar con elementos fantásticos a un Jesús que no tenía nada de especial. "Fue alguien insignificante. Uno más.
Un judío marginal", asegura Fábrega.
Asimismo, los años perdidos de Jesús —su vida oculta— dan mucho juego
para todo tipo de especulaciones. ¿Estuvo, quizá, en la India y se hizo budista?
¿Acaso viajó a Egipto y perteneció a alguna secta iniciática convirtiéndose en
un fabuloso mago o taumaturgo? Fábrega examina todas estas fantásticas elucubraciones
reflejadas en obras ocultistas, esotéricas y, supuestamente, reveladas que
florecieron desde finales del siglo XIX. Son, según asegura, los 'apócrifos modernos'. "Pese
a la falsedad manifiesta de todos estos documentos, merece la pena hablar un
poquito de ellos, de sus autores y de sus extravagantes propuestas",
alega. Y lo hace francamente bien, con el tono desmitificador que el asunto
merece.
Jesús y el sexo, su relación con María Magdalena, la secta de los
esenios, los milagros, la pasión, la resurrección, la tumba de Cachemira,
el Libro de Urantia y muchos otros
asuntos de vital importancia literaria, teológica e histórica son abordados con rigor por el autor con el ánimo
de que el lector conozca a fondo todo lo que guarda relación con Jesús, tanto
el personaje histórico como el mítico, y con el surgimiento y expansión del cristianismo. En
definitiva, estamos ante una obra excepcional, que recomiendo absolutamente, y
más en estas fechas navideñas —en pleno solsticio de invierno—, en las que los
creyentes rinden culto a un personaje clave en el devenir histórico de los dos
últimos milenios y que aún sigue despertando pasiones, encontronazos... y
magníficos trabajos como el publicado por este tenaz investigador y escritor
almeriense. Disfruten, pues, de su lectura, sea usted creyente o increyente,
cristiano o devoto de otra confesión religiosa. Aprenderá y le hará pensar, que es lo que tiene que ofrecer un buen libro como el que nos ocupa.
ÓSCAR FÁBREGA Y MOISÉS GARRIDO (19-11-17) |
(Por Moisés)
Muchas gracias, queridos amigos. Todo un honor esta reseña, viniendo como viene de dos grandes estudiosos como vosotros. Eternamente agradecido!!!
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