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miércoles, 17 de agosto de 2022

LA DISTORSIONADA "TEORÍA DE LA DISTORSIÓN"

Voy a poner un ejemplo muy claro para zanjar el tema abierto en Twitter y espero que se pueda comprender bien lo que quiero decir. Y ya luego que cada uno saque sus propias conclusiones o que investigue por sí mismo para averiguar si estoy en lo cierto o no a la hora de afirmar que la Teoría de la Distorsión (TD), que salió hace poco más de una década de la chistera de José A. Caravaca, es exactamente lo mismo que la Paraufología y, por tanto, no arroja nada nuevo al tema OVNI. Todo eso que él describe bajo el ropaje de la TD sobre los estados alterados de conciencia, el agente externo que afecta a la mente del perceptor, los contenidos simbólicos del inconsciente proyectados al exterior y que moldean la experiencia OVNI, los elementos parafísicos y oníricos, el mimetismo, la influencia de la ciencia-ficción, etc., lo hemos dicho otros estudiosos varias décadas antes que Caravaca. ¡Exactamente lo mismo! Si se consultara más la hemeroteca, otro gallo cantaría. Pero, por desgracia, en España hemos sido muy pocos los que nos metimos en la Paraufología. Incluso entre los estudiosos veteranos del fenómeno OVNI hay un escaso conocimiento sobre dicha corriente de pensamiento. Por tanto, es normal que para muchos aficionados, lo que cuenta Caravaca bajo la TD resulte inédito. Es un problema de desconocimiento. Aunque me llama poderosamente la atención que algunos veteranos estudiosos miren hacia otro lado y no sean nada críticos con este asunto, cuando es fácilmente comprobable que la TD es igual a la Paraufología. Por ejemplo, ¿nadie dice nada sobre el descaro de Caravaca a la hora de atribuirse el término 'agente externo' cuando realmente lo acuñó el investigador Hilary Evans a comienzos de los años 80? En fin, como dijo Petronio: "El mundo quiere ser engañado; pues que lo sea". 

Pero vayamos al ejemplo que quiero exponer... Imaginemos que un físico proclama a los cuatro vientos que ha enunciado una nueva teoría sobre las leyes físicas y la naturaleza del espacio y el tiempo. En principio, la noticia es recibida con expectación. El científico comienza a exponer su teoría en los medios de comunicación especializados. Desarrolla ampliamente con argumentos las conclusiones a las que ha llegado y define su trabajo como Teoría de la Luz Curvada. Bien, otros colegas del campo de la Física se preocupan por examinar con interés el trabajo realizado por este científico que, con enorme entusiasmo, defiende y difunde su teoría, como artífice que es de la misma. Recibe apoyo de todos ellos y de la opinión pública. Saca a la luz sus textos y sale en los medios de comunicación. Su labor es elogiada por doquier. Pero surge un problema: algunos de sus colegas del campo de la Física descubren, conforme va pasando el tiempo, que las aportaciones de este físico no arrojan nueva luz al tema, sino que su teoría es exactamente igual a la Teoría de la Relatividad enunciada por Albert Einstein. ¡Es lo mismo! Son los físicos expertos en Relatividad quienes se dan cuenta de que algo no cuadra. Los demás científicos siguen apoyando y alabando al autor de la pretendida "nueva" teoría. Y no digamos los menos versados en la materia. Están absolutamente convencidos de que la aportación de este hombre es novedosa y revolucionaria. Sin embargo, los físicos relativistas advierten que es lo mismo que dijo Einstein, con algunas variaciones y poco más. No cambia un ápice. Los que no saben de Relatividad atacarán a estos físicos por criticar el trabajo tan "revelador" del autor de la Teoría de la Luz Curvada. Les dirán que están siendo muy duros con él, que son unos envidiosos, que tienen mucho ego, etc. La mayoría, apoyarán a ese prometedor físico que, para salir al paso de las "acusaciones", se victimizará diciendo que no han comprendido bien lo que quiere decir, que los que le critican lo hacen por motivos personales, que no saben leer bien sus ensayos, etc. etc. Al final, el susodicho físico, de tanto propagar insistentemente la Teoría de la Luz Curvada, conseguirá arrastrar a un buen número de seguidores que, al no haber estudiado en profundidad la Teoría de la Relatividad, terminarán convencidos de que el autor de la "nueva" teoría es una persona absolutamente honesta. Solo los que han estudiado a fondo la Teoría de la Relatividad son los que han pillado la farsa. Pero pocos les creen... 

De alguna manera, eso me ha pasado a mí con la Teoría de la Distorsión, que con tanto interés he seguido desde que comenzó a difundirse por su autor (y único representante de la misma, lo cual es muy llamativo), ya que aborda aspectos del fenómeno OVNI que me interesan bastante (su dimensión psíquica, por ejemplo). Pero también hay un problema: un servidor conoce muy bien la Paraufología. Comencé a navegar por sus aguas a finales de los años 80. He estudiado todo lo que he podido al respecto, archivando una gran documentación, investigando muchos casos de primera mano con tintes paraufológicos, leyendo ensayos de numerosos autores especializados y manteniendo en su día contacto con otros estudiosos afines como José Mª Casas-Huguet, introductor de la Paraufología en España. Yo mismo he escrito una treintena de artículos sobre el tema en periódicos, boletines y revistas especializadas. Hay que sumarle a todo ello mi libro OVNIs. Del espacio exterior al espacio interior (2016), donde desarrollo ampliamente los postulados paraufológicos, exponiendo mis conclusiones personales (siempre provisionales en un tema tan complejo y resbaladizo). Supongo, pues, que algo sé al respecto. No en vano, el antropólogo Ignacio Cabria reconoce en su aclamado libro Historia cultural de los Ovnis en España 1950-1990 (2022) que "desde 1988 Garrido hacía propuestas en la línea de la paraufología y las teorías de Jung, sobre lo que se convertiría en el teórico más destacado". Creo que Cabria es un investigador crítico y muy riguroso que sabe de lo que habla. Jamás haría una afirmación así de no estar convencido de ello. 

Durante años, he dado el beneficio de la duda a la TD. Aunque iba hallando cosas que no me cuadraban y las dudas se me agolpaban conforme más leía al respecto, quise aguardar a poder hallar algo diferente a lo que se ha propugnado desde la Paraufología. Es decir, esperaba en cualquier momento toparme con algo novedoso para considerar que la TD es, ciertamente, una nueva teoría (por cierto, en ufología yo prefiero hablar de hipótesis y no de teoría). Por supuesto, Caravaca siempre me ha caído bien —es un tío enrollao, como decimos los andaluces— y, además, me parece un ufólogo con muchas tablas, siendo autor de trabajos muy buenos (eso jamás lo pondré en duda). Obviamente, me he molestado en leer todo lo que ha publicado sobre la TD (tengo muchos trabajos suyos en mis archivos) y a escuchar con atención las entrevistas que le han realizado en programas de radio, en podcast, en YouTube, etc. También he leído sus obras Encuentros Cercanos con OVNIs (2018) y Distorsión (2019). Quizá me he interesado mucho más por la TD que otros que la defienden a capa y espada. Pero seguía viendo que la TD no arrojaba ninguna luz nueva a la ufología. Todo es un calco de la Paraufología (con algunas pequeñas dosis de la Hipótesis Psicosocial). Por tanto, me he molestado en consultar sus trabajos sobre la TD y todo lo que aporta es archiconocido para mí. Es, sin duda, Paraufología. No encontré nada novedoso que me convenza de que estamos ante una nueva teoría. Esas dudas las compartí con otros colegas ufólogos y exufólogos. Yo podría estar equivocado y quizá se me escapaba alguna aportación inédita. Les pregunté, por tanto, qué les parecía la TD. ¡Y mantenían las mismas sospechas que yo! Me confirmaron que la TD no aportaba nada nuevo; que solo reúne viejas ideas paraufológicas con un nuevo envoltorio. Otros también me preguntaron a mí para saber qué opinaba al respecto, ya que también observaban similitudes muy significativas con la Paraufología. Y ya a no tuve más dudas...  

Por tanto, hablar de una teoría nueva para decir lo mismo que se ha dicho desde la Paraufología, sinceramente no me parece honesto. Y que conste que estoy de acuerdo con muchas de las afirmaciones de Caravaca. Es normal, ya que para mí la TD es un calco de la Paraufología, y si yo vengo siguiendo ese enfoque teórico, es obvio que esté de acuerdo con muchas cosas que dice Caravaca. Pero por honradez intelectual, yo no podía seguir apoyando algo así, porque entonces me hacía cómplice de algo que considero una impostura. En definitiva, para mí, la TD es una copia de ideas, conceptos, nociones teóricas, reflexiones y puntos de vista surgidos en torno a la Paraufología. Por tanto, él debería llamar a lo que hace Paraufología y no TD. ¿Por qué actúa así? Habría que preguntárselo. ¿Afán de protagonismo? ¿Ganas de destacar como un ufólogo que ha desarrollado una teoría nueva? No lo sé, sinceramente. Solo sé que es algo grave. Es un engaño deliberado. Y eso también lo piensan muchos que se han interesado por el trabajo de Caravaca.   

A pesar de todo, él seguirá propagando la TD como una teoría novedosa y sus seguidores le creerán y me criticarán —como ya algunos están haciendo, sobre todo, quienes menos saben de Paraufología— por tener el "atrevimiento" de cuestionar la supuesta originalidad de su pretendida teoría. Estoy convencido de que nadie se preocupará de comprobar si tengo razón (¿quién se va a molestar en examinar los viejos postulados paraufológicos y compararlos con los de la TD?). Al final, la ufología continuará con sus luces y sus sombras... Eso es todo. Y allá cada cual con su conciencia. 

(Por Moisés)

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