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jueves, 14 de septiembre de 2017

VOYAGER: 40 AÑOS DE EXPLORACIÓN ESPACIAL

Hace poco se cumplían cuatro décadas del lanzamiento de las Voyager 1 y 2, sondas puestas en órbita por la NASA en 1977. Su objetivo fundamental era indagar en torno a los planetas más externos de nuestro Sistema Solar. Entre 1979 y 1989, las Voyager nos proporcionaron imágenes y multitud de información sobre Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, superando las expectativas puestas en ellas, pues se creía que estarían en funcionamiento solo cinco años. Son los artefactos fabricados por el hombre que han llegado más lejos. La Voyager 1 ha sido el primero en alcanzar el espacio interestelar. Quizás esto se deba en gran medida a los generadores termonucleares de plutonio que las impulsarán hasta el año 2020. A partir de entonces, quedarán a la deriva y perderemos comunicación con ellas, sin embargo, no estarán exentas de interés. Además de exploradoras, son portadoras de un importante mensaje: “Cuando el cohete despegó, todos fueron conscientes de lo formidable que era la tarea que acababan de realizar. La placa de las Pionneer, había calculado Sagan, sobreviviría mucho después de que las pirámides y todos los demás monumentos terrestres se hubieran convertido en polvo. El disco de las Voyager, con su tapa protectora, se esperaba que durara aún más”, relata William Poundstone en su obra biográfica Carl Sagan. Una vida en el Cosmos (1999), donde alude a ese momento histórico en el que el brillante astrónomo lidera al equipo científico que elaboró cada uno de los discos de oro que acompañan a estos artilugios aeroespaciales. Los discos contienen imágenes y sonidos que representan la variedad biológica y cultural de nuestro planeta, con el fin de mostrar a una hipotética civilización extraterrestre lo que somos, dónde estamos y cómo es nuestro planeta. ¿Seremos encontrados por algún vecino interestelar, incluso después de habernos extinguido? Sin duda, esta iniciativa es comparable a lanzar al mar un mensaje en una botella y esperar a que esta sea encontrada por algún buque, pero las posibilidades de ser vistos en las aguas espaciales son mucho más remotas, sobre todo si tenemos en cuenta que las Voyager tardarán más de 40.000 años en alcanzar otra estrella y otros posibles planetas.

No obstante, científicos, ingenieros y técnicos siguen trabajando para superar las distancias estelares en menor tiempo y empleando otros métodos de propulsión. En el año 2016 se daba a conocer Breakthrough StarShot, un proyecto apoyado por el cosmólogo Stephen Hawking y financiado por el visionario multimillonario Yuri Millner. Se pretende construir naves del tamaño de un microchip, que llevarían incorporado un equipo para enviar fotografías y otros datos, así como velas solares para navegar en el espacio. Serían lanzadas mediante rayos láser que las impulsarían a un quinto de la velocidad de la luz. El destino elegido sería Alfa Centauri, nuestro sistema solar más cercano, a sólo cuatro años luz. Con el impulso del láser llegarían hasta allí en tan solo veinte años. Curiosamente, en Alfa Centauri se encuentra Próxima B, una estrella en torno a la cual gira un planeta potencialmente habitable. Ambos fueron descubiertos cuatro meses después del anuncio del proyecto de las velas solares por el astrónomo español Guillem Anglada y su grupo. Si las velas consiguen el impulso necesario y su diseño es óptimo para viajar a esa velocidad y distancia, podrían ser los primeros ingenios humanos en explorar esta desconocida, y seguramente fascinante, región del universo.

VOYAGER 1

DISCOS DE ORO DE LAS VOYAGER

(Por Claudia)