Julio Verne y su premonitoria
novela De la Tierra a la Luna (1865),
H. G. Wells y su estremecedora La Guerra de los Mundos (1898), Hugo Gernsback y su formidable pulp magazine Amazing Stories (1926), Fritz
Lang y su visionario film Metrópolis
(1927), Aldous Huxley y su célebre
antiutopía Un mundo feliz (1933), Ray Bradbury y su perturbadora Crónicas marcianas (1950), Philip K. Dick y su desoladora ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968),
Arthur C. Clarke y su futurista 2001: una odisea del espacio (1968), George Lucas y su sombría THX1138, Steven Spielberg y su efectista Encuentros
en la Tercera Fase (1977), William
Gibson y su fantasía 'ciberpunk' Neuromante
(1984), los hermanos Wachowski y su
influyente trilogía Matrix (1999-2003)...
La lista se haría interminable. Y es que la ciencia-ficción —término que
comenzó a popularizarse en 1929— es un género muy prolífico que nos ha regalado
auténticas obras maestras, tanto en la literatura como en el cine. La
ciencia-ficción es mucho más que mera diversión y especulación. Aunque trata de
un hipotético mundo que no existe en la realidad o que difiere en buena parte
del nuestro (bien porque pertenece a una remota galaxia, a un lejano futuro o a un universo paralelo), la ciencia-ficción, como acertadamente señala el especialista John Clute, es "el único género de ficción que se dirige a la verdadera
naturaleza de los tiempos en que vivimos y que describe los poderes que ahora
dominamos". La ciencia-ficción —notablemente influenciada por la
evolución de las ideas científicas y el impulso tecnológico— no pretende
predecir el futuro. No es su cometido. Se centra más bien en el por qué, no en
el cuándo. En querer saber por qué pretendemos colonizar otros mundos, por qué nos
gustaría establecer contacto con una civilización extraterrestre, por qué razón
decidiríamos viajar en el tiempo, por qué queremos crear un robot o por qué
buscamos convertirnos en seres inmortales. Y saber, además, de qué manera todo
ello nos afectaría a nivel individual y colectivo (su impacto en la cultura
humana). La ciencia-ficción mira hacia el futuro para hacerse, pues, las mismas
preguntas que nos podemos hacer cualquiera de nosotros ahora mismo, en el siglo
XXI (una época, precisamente, en la que muchas cosas que ya nos resultan
cotidianas, hace unas décadas pertenecían al reino de la ciencia-ficción, como
la carrera espacial, la informática o la robótica). Solo cambia el escenario y
la época. Es, en el fondo, un espejo donde se refleja nuestro cada vez más
complejo entorno cultural, haciéndonos descubrir la verdad del mundo, con sus
virtudes y sus miserias (sirve para criticar las dictaduras, los excesos
tecnológicos, la manipulación del hombre-masa, los peligros del desastre
ecológico, etc.) Eso no resta que, en ocasiones, los autores de ciencia-ficción
—algunos han sido verdaderos visionarios como Verne, Orwell y Clarke—, hayan sido capaces de prever o anticipar acontecimientos,
descubrimientos e inventos que finalmente se han cumplido. "La presciencia es una constante en el mundo de la
ciencia-ficción", asegura Forrest
J. Akerman, uno de los grandes fundadores del género. Y lleva razón. Lo
mismo que Stephen Baxter, prestigioso
escritor británico de ciencia-ficción y vicepresidente de la H. G. Wells Society, quien afirma que "la ciencia-ficción casi nunca consiste
en una clara predicción de un futuro concreto, sino más bien en una expresión
de las tensiones, angustias y sueños del presente en que se ha escrito. La ciencia-ficción es una respuesta a los
cambios". Cambios que pueden desencadenar un futuro sombrío y
apocalíptico o, por el contrario, un futuro pacífico y paradisíaco. Ambas
posibilidades (distopía y utopía) han sido tratadas hasta la saciedad en la
ciencia-ficción. Y, quizá, porque nos ha tocado vivir en una época de profundos
y demoledores cambios a todos los niveles, ignorando hacia dónde nos conducirán,
es por lo que entendemos perfectamente que la ciencia-ficción —fundamentada en
los mitos preponderantes en nuestra cultura— siga gozando de tan espectacular
auge y se halle más viva que nunca. Es un género inagotable, que evoluciona
considerablemente (Avatar es ejemplo
de ello, siendo la película más taquillera de todos los tiempos). ¡Y apto para
todas las edades! Yo lo sigo disfrutando exactamente igual que cuando era un
adolescente. Más si cabe, pues entiendo mucho mejor lo que realmente nos desea
transmitir a través de sus elementos fantásticos, maravillosos y misteriosos.
La verdad
es que se han editado extraordinarias enciclopedias sobre ciencia-ficción. Poseo
algunas de las mejores en mi biblioteca privada. Pero no podía imaginar, lo
cual ha sido una grata sorpresa, que en 2015 la editorial Planeta publicaría
una fabulosa obra que ha nacido con la pretensión de convertirse en clásica, en
un referente, en la 'biblia' de la ciencia-ficción. Y no exagero un ápice. Me
refiero a CIENCIA FICCIÓN. CRÓNICA VISUAL
DEL GÉNERO MÁS APASIONANTE DE LA GALAXIA, de Guy Haley (edición) y Stephen Baxter (prólogo). 576 páginas en las
que no falta de nada. Una guía, organizada en orden cronológico, que incluye
portadas de libros y revistas, fotogramas de películas, datos inéditos sobre
series influyentes y anime, etc. Se
trata de una obra en la que han colaborado numerosos expertos, como Gerry Anderson y J. G. Ballard, a través de textos que nos ofrecen un exhaustivo y
fidedigno repaso al género. Desde las primeras películas de Georges Méliès hasta las últimas entregas
de Star Trek y La Guerra de las galaxias. Desde el Frankenstein de Mary Shelley
(que tuvo su primera versión cinematográfica en 1919) hasta el bestseller Los juegos del hambre de Suzanne Collins.
Lo
llamativo y novedoso de esta excepcional obra es que a través de esquemas muy
comprensibles, diferenciados en colores, se ofrece información sobre el género
de una obra en particular; fechas clave de publicación, estreno y emisión; si se
trata de película, libro, videojuego, juego, cómic y/o teleserie de animación;
si ha ganado premios y a cuánto ascienden los ingresos obtenidos en taquilla, etc.
Muestra, asimismo, todos los carteles de cine que una misma película ha tenido
durante sus distintas partes o secuelas, y diferentes fotogramas. Sus cinco
capítulos abarcan desde la ciencia-ficción primitiva, datada en 1818, hasta la
ciencia-ficción moderna, pasando por la época pulp (1920-1950), por las maravillas y peligros de la ciencia
(1950-1970) y por los futuros apocalípticos y guerra en el espacio (1970-1990).
La obra incluye, además, una cronología de la ciencia-ficción, y hace un repaso
a las naves espaciales famosas que nos ha brindado el género, desde la Starfighter
de Buck Rogers hasta el destructor
estelar Victoria de La guerra de las
galaxias... No podía faltar, en una guía tan completa como la que nos
ocupa, una definición de los distintos géneros, para saber qué significan conceptos
como ciberpunk, ciencia-ficción blanda, ciencia-ficción dura, ficción
especulativa, steampunk, tecno-thriller, etc. En definitiva, una auténtica delicia
para los amantes de la ciencia-ficción. Si lo eres y aún no la tienes,
encárgala inmediatamente a los Reyes Magos. No te arrepentirás. Y si todavía no
eres amante de la ciencia-ficción ¿a qué esperas? Quizá, a través de este magnífico
libro, te comience a picar el gusanillo...
(Por Moisés)
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