A modo de introducción
Hacía casi 35 años que el ufólogo valenciano Vicente-Juan Ballester Olmos y un servidor no nos veíamos. Demasiado tiempo. Fue durante las II Jornadas sobre OVNIs en Vinarós (Castellón), organizada por un jovencísimo Javier Sierra en agosto de 1989. Nuestros caminos no volvieron a cruzarse más. Sí hemos mantenido contacto epistolar, con periodos largos de silencio, en algunos momentos de los años 90 y más tarde, ya en pleno siglo XXI, contacto vía email para intercambiar datos sobre casuística ovni u otras informaciones. Recuerdo también que le entrevistamos en un programa que hacíamos Alejandro Rubio, Ignacio Garzón y yo en COPE-Huelva/Cadena 100[i].
Siempre he seguido con mucho interés sus trabajos publicados en distintas revistas especializadas como Cuadernos de Ufología, sus entrevistas y sus más que recomendables libros, sin olvidar su imprescindible blog UFO FOTOCAT[ii]. Vicente-Juan ha sido una fuente inagotable de información de alto nivel ufológico. Por supuesto, podemos discrepar con él sobre algunas cuestiones, pero nadie puede negar su tremenda aportación no solo a la ufología española, sino también a la ufología internacional.
A finales de los 80, orienté mi enfoque hacia la paraufología —centré mi atención en el factor humano y busqué las conexiones del fenómeno ovni con lo paranormal y otras manifestaciones de supuestas entidades, como las apariciones marianas—. A Vicente-Juan, sin embargo, no le ha interesado esa vertiente y se especializó más bien en examinar los aspectos materiales del fenómeno ovni (como las huellas y otros efectos físicos), realizando concienzudos análisis estadísticos de la casuística. Yo también, durante una época, realicé ese tipo de ufología, pero pronto me di cuenta, cuando me metí de bruces en la paraufología, que hay una vertiente psíquica a destacar en dichos relatos —muchos de ellos absurdos y con elementos oníricos— y constatando que cada caso es único; por tanto, resultaba complicado buscar patrones y constantes.
Lo cierto es que el fenómeno ovni, con su enorme carga subjetiva y siendo tan evasivo, no se deja encasillar fácilmente. Es muy heterogéneo. Consideré entonces que lo importante de los encuentros cercanos —fui perdiendo interés por las luces en los cielos— es averiguar si el protagonista entra en una especie de estado alterado de conciencia provocado por algún estímulo exterior —el agente externo del que hablaba Hilary Evans— o por algún mecanismo interno —un detonante psicológico o emocional— que desconocemos. Por otro lado, me llamó mucho la atención el paralelismo que fui encontrando entre dichas visiones ufológicas y otras de carácter místico y mediúmnico.
Aunque me adentré en esa vía de estudio tan heterodoxa —iniciada por ufólogos como Vallée, Keel, Clark, Evans, Viéroudy, Méheust…—, continué consultando los trabajos —siempre exhaustivos y desmitificadores— de Vicente-Juan. Me gusta leer todo lo que escribe. Si algo ha caracterizado a este destacado ufólogo de la ‘2ª generación’ es su capacidad intelectual, su rigor y su empeño por dotar a la ufología de una merecida respetabilidad científica. Hizo una enorme contribución a través del C.E.O.N.I., del C.E.I., de la Fundación Anomalía y de otras agrupaciones ufológicas. Él mismo reconoce que siempre apostó por trabajar en equipo.
Colaboró, además, con ufólogos de la talla de Allen Hynek, Jacques Vallée, Richard Haines y Antonio Ribera. Y ahí están las obras de su autoría como OVNIS: El fenómeno aterrizaje (1978), Investigación OVNI (1984), Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIS —coescrita con Juan A. Fernández Peris— (1987), Los OVNIS y la Ciencia —coescrita con Miguel Guasp— (1989) y Expedientes insólitos (1995), que hoy son referentes indiscutibles de la ufología más seria y objetiva.
Finalizada su aportación incuestionable al proceso de desclasificación de los archivos ovni del Ejército del Aire (1990-2000)[iii], Vicente-Juan comenzó su Proyecto FOTOCAT, del que han resultado, hasta el momento, ocho informes-libro, entre los que destacan los títulos Norway in UFO Photographs —con Ole Jonny Braenne— (2008), Avistamientos OVNI en la Antártida en 1965 —con Manuel Borraz, Heriberto Janosch y Juan Carlos Victorio— (2013), Belgium in UFO Photographs, Volume 1 (1950-1988) —con Wim Van Utrecht— (2017) y The Marfa Lights. Examining the Photographic Evidence (2003-2007) —con Manuel Borraz— (2020). Vicente-Juan tiene una profusa bibliografía, consultable online[iv].
“Esto que estáis haciendo de preservar la ‘cultura ufológica’ es meritorio”, nos dijo Vicente-Juan cuando tuvo conocimiento de la labor que realizamos a través de nuestro proyecto PARADIG+ XXI. De hecho, él mismo tuvo la gentileza de enviarnos, en noviembre de 2022, una caja repleta de viejas cintas VHS para digitalizar y compartir en nuestro canal de YouTube[v]. Comenzaba así una estrecha colaboración que alcanzó su punto álgido cuando nos propuso ser partícipes, si nos parecía bien, de un proyecto que tenía en mente: sacar a la luz la correspondencia que mantuvo con Antonio Ribera, pionero de la ufología española. Aceptamos y nos comprometimos en ordenar y escanear todos los documentos epistolares. Es una documentación que merecía la pena rescatar y poner a disposición de todos aquellos interesados en la historia e intrahistoria de la ufología española. Dicho y hecho. Fueron unos meses de mucho trabajo, pero mereció la pena. Nuestro común amigo Javier Sierra también contribuyó aportando cartas originales de Vicente-Juan, ya que guarda la correspondencia de Antonio (nuestro amigo valenciano conserva escasas copias de sus propias cartas). Gracias a ello se pudo reunir la correspondencia completa entre ambos ufólogos. La monografía se puso en circulación de forma gratuita en PDF el 13 de junio de 2023[vi]. Si alguien desea adquirir el libro en papel, puede dirigirse a la editorial UPIAR[vii].
Planeamos que, tras terminar la tarea y a modo de celebración, quedaríamos en Valencia para brindar por el trabajo realizado y pasar una agradable jornada ufológica, después de tantos años sin vernos. Además, Claudia y Vicente-Juan no se conocían. Él nos avisaría una vez tuviera en su poder la monografía en papel, ya que deseaba entregarnos un ejemplar. Por otro lado, ya nos comunicó tiempo atrás que quería darnos once archivadores con artículos originales suyos desde 1965, además de informes, recortes de prensa y otra documentación personal. “Es toda una vida de trabajo, que se dice pronto, pero sois el destino perfecto para todo ese material”, manifestó. Todo un honor para nosotros que confíe en nuestra humilde labor de hemeroteca, apoyando el proyecto que realizamos de forma desinteresada desde hace años y cuyo fin es la preservación y la difusión de documentación histórica relacionada con la ufología y otras materias fronterizas del conocimiento. Por eso, Vicente-Juan consideró oportuno poner en nuestras manos ese valioso material ufológico, lo cual le agradecemos.
Y por fin llegó el esperado día…
Feliz reencuentro
Vicente-Juan nos citó en su casa el 23 de febrero a las 12 de la mañana (también estaba invitado Javier Sierra, pero por imprevisto de última hora no pudo asistir). Vino con nosotros el ufólogo y escritor Gustavo Doménech, buen amigo que nos ofreció quedarnos en su casa de Alzira unos días y que ya conocía a Vicente-Juan con anterioridad. Al vernos, Vicente-Juan y yo nos dimos un efusivo abrazo. Fue muy emotivo. Éramos muy jóvenes cuando nos vimos la vez anterior. Nos hizo pasar a su elegante salón y allí charlamos animadamente de muchos asuntos vinculados con el fenómeno ovni y, por supuesto, recordamos a Ribera y a otros pioneros. Habló de sus inicios, de sus primeros artículos en la revista Algo, del C.E.O.N.I., del C.E.I., de la desclasificación ovni, de la necesidad de luchar contra los fraudes y el sensacionalismo y de lo que significó para él la figura de Jacques Vallée, a quien ha llegado a considerar durante muchos años su maestro, destacando de él su intensa vida y su exquisita forma de escribir (mantienen contacto desde 1969 y todos los años recibe una tarjeta navideña de Vallée). Recordó el enfoque científico inicial del ufólogo francés, del que él se nutrió, lamentando que luego tomara cierta deriva con el tema Magonia, quizá influido por lecturas esotéricas de juventud y porque al final se dio cuenta de que no hay pruebas materiales para avalar la realidad física de los ovnis y su origen extraterrestre.
Vicente-Juan, que coincide conmigo a la hora de afirmar que la mente del testigo juega un papel fundamental en estas historias, se refirió también a lo que denomina trastorno del encuentro alienígena. Sería una especie de síndrome psicológico no patológico, de corta duración, motivado por un resorte emocional, que se caracterizaría por la observación de un objeto volante que se acerca al testigo y del que emergen varias criaturas con las que puede creer que interactúa. La interpretación del fenómeno estaría condicionada por las creencias, la literatura, el cine… Para el ufólogo valenciano sería una visión irreal, una creación mental, de ahí que no existan dos casos iguales entre tantos miles de encuentros cercanos. Además, señala que hay tantos tipos de ovnis como testigos. Considera que hay un porcentaje de casos falsos, deliberadamente inventados por los testigos (teniendo en cuenta que, en ocasiones, el testigo se cree su propia mentira), y también casos debido a falsos recuerdos, a errores perceptivos, etc. A este respecto, nos obsequió también con un ejemplar de la voluminosa obra colectiva —alcanza las 711 páginas y han participado 60 autores— titulada The Reliability of UFO Witness Testimony (La fiabilidad del testimonio del testigo ovni), editada en 2023 por Ballester Olmos y Richard W. Heiden. Probablemente, se trata del ensayo que más ahonda en el observador ovni, epicentro del fenómeno. Esta obra está disponible en PDF[viii] y también se puede adquirir en formato papel en UPIAR[ix].
Por si no fuera suficiente, Vicente-Juan nos regaló los manuscritos originales, escritos a máquina, de tres de sus libros: Investigación OVNI, Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs y Expedientes Insólitos. Un gran detalle por su parte. Son, sin duda, piezas únicas de la historia de la ufología española. Por último, nos hizo entrega de los once archivadores, repletos de papeles. Una documentación extraordinaria para los dosieres que elaboramos. Habrá que dedicar varios a Vicente-Juan, para así compartir sus artículos y entrevistas. Sinceramente, estábamos abrumados. Jamás olvidaremos este gesto de generosidad y de confianza que Vicente-Juan ha mostrado hacia nosotros.
Gustavo, en todo momento, se encargó de hacer fotos del memorable encuentro. Aunque también la encantadora esposa de Vicente-Juan nos inmortalizó a los cuatro. Con orgullo de padre y de abuelo, Vicente-Juan nos habló de sus hijos y de sus nietos. Y brindamos con cava. Aprovechamos la ocasión para que nos firmara cinco de sus primeros libros. Seguidamente, nos hizo pasar a su estudio-biblioteca, quedándonos perplejos por la imponente colección de libros ufológicos que atesora, algunos con dedicatorias de los principales ufólogos del mundo —nos mostró un ejemplar de la 1ª edición en francés de Pasaporte a Magonia con dedicatoria incluida de Vallée—. Todos los libros perfectamente colocados y ordenados por año de publicación. Tomamos fotos y grabamos unos minutos de vídeo para el recuerdo, mientras conversábamos con él y le preguntábamos sobre varios temas.
Serían las 2 de la tarde cuando los cuatro, cargados con pesadas bolsas, nos dirigimos hasta el coche de Gustavo, para colocar todo en el maletero. Seguidamente, nos fuimos a comer a un restaurante cercano. Y, por supuesto, seguimos charlando de forma distendida del fenómeno ovni y sus efectos colaterales mientras disfrutábamos de la comida. Vicente-Juan nos contó muchos detalles y anécdotas relacionados con su implicación en la desclasificación de los informes militares sobre ovnis, ya que él fue el artífice principal —en el área civil— para que el proceso se pusiera en marcha y se desarrollara lo mejor posible.
Después de la comida, Vicente-Juan nos dijo: “Os voy a llevar a un sitio muy especial. Es una sorpresa”. Tras caminar un rato por una vistosa avenida, nos señaló un edificio, diciéndonos: “Aquí estuvo la sede del C.E.O.N.I.” ¡Sí que era una sorpresa! Esta agrupación fue fundada por Vicente-Juan en febrero de 1968. Su sede estuvo en el Colegio Mayor ‘Alejandro Salazar’, en el antiguo Paseo Valencia al Mar nº 27 (actual Avda. de Blasco Ibáñez). Y en ese histórico lugar, estábamos nosotros en ese instante. ¡Emocionante!
Se suman otros ufólogos
A continuación, nos dirigimos a una cafetería donde habíamos quedado con otros veteranos ufólogos de la escuela valenciana, como la bautizó Aimé Michel. Vicente-Juan nos presentó a Juan A. Fernández Peris y a Jaime Servera. Y por fin conocimos en persona a Carlos González, con quien ya teníamos un fluido contacto virtual. A ambos nos une la pasión por los libros ufológicos. Su hermano, Juan Pablo, también ufólogo, vendría a la cena, ya que por un asunto familiar no podía estar presente en ese momento. Y, entre cafés e infusiones, nos enfrascamos de nuevo en una amena tertulia ufológica. Juan Antonio nos explicó su análisis del histórico incidente ovni de Manises, aportándonos datos sumamente interesantes y reveladores. Él es autor de una obra que desató bastante controversia en su día: El Expediente Manises (Fundación Anomalía, 2000). Y es que plantea, como hipótesis, que lo observado aquella noche del 11/11/79 por el comandante Javier Lerdo de Tejada, piloto del avión comercial de la compañía TAE, fue las llamaradas de la chimenea de la refinería de Escombreras (Cartagena, Murcia).
Jaime, por su parte, nos hizo entrega de un minucioso informe de 66 páginas que, recientemente, ha elaborado con Julio Plaza. Se trata del análisis de un caso acaecido el 12 de marzo de 1997 y protagonizado por un piloto comercial que sobrevolaba con su avión el Atlántico, a pocas millas de Vigo. Observó, junto con el copiloto, "una mega-estructura de forma circular con dos luces muy fuertes en el centro, como dos focos que lo alumbran todo con una luz blanca", según recoge el informe. Pero las conclusiones de los dos investigadores son demoledoras: "Consideramos que una hipótesis razonable para explicar el avistamiento sería la de un par de barcos con sus cubiertas iluminadas. Sus luces, al transmitirse por la niebla se difuminan creando una gran mancha. Posteriormente, las excelentes condiciones de la atmósfera ayudan a que la luz se transmita con poca pérdida de intensidad". Le agradecemos que pusiera a nuestra disposición el citado informe, que tuvo la deferencia de dedicarnos.
Y así transcurrió la tarde, continuando la conversación durante la cena en un restaurante asiático, sumándose Juan Pablo, que también demostró poseer amplios conocimientos sobre la temática ovni. Nos despedimos de todos sobre las 12 de la noche, con el buen sabor de haber vivido una jornada inolvidable. Los que nos habíamos conocido esa tarde, nos pasamos nuestros emails y números de teléfonos y acordamos reunirnos en otra próxima ocasión. Establecer lazos con personas que son estudiosos serios del tema ovni, que no buscan fama ni muestran el menor afán de protagonismo —algo, por desgracia, tan corriente en el ‘mundo del misterio’— es muy gratificante. Podemos tener distintas opiniones e ideas, y disentir sobre tal o cual asunto, pero resulta muy enriquecedor compartir momentos así en petit comité, en un ambiente fraternal y distendido, con un solo propósito: aprender con entusiasmo y enriquecer nuestro intelecto, porque no solo nos une el fenómeno ovni, sino muchos otros asuntos científicos, filosóficos, históricos, etc. Se trata, en definitiva, de la incesante búsqueda de la verdad. Nada más y nada menos…
MOISÉS GARRIDO
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