Posiblemente, estamos ante uno de los ensayos más demoledores y
extensos que se hayan escrito contra la historicidad de Jesús. Es una obra excepcional, muy bien documentada, de referencia
para quienes defendemos la tesis mitista,
es decir, que Jesús no tuvo existencia real, sino que fue un personaje mítico.
En sus casi 700 páginas, la autora, Acharya
S. (pseudónimo de Dorothy M. Murdock),
ofrece todas las pruebas para desmontar la existencia histórica de Jesús que
los cristianos dan por sentada, a pesar de que no existen elementos sólidos
para sustentarla, salvo los textos evangélicos, que como bien sabemos no son
históricos, sino teológicos y apologéticos, muy confusos y contradictorios
entre sí. A través de un riguroso recorrido histórico, y recurriendo a numerosos
datos arqueológicos y filológicos, amén de opiniones de grandes especialistas
en la materia, expone al detalle la similitud existente entre Jesús y varios
hombres-dioses de la antigüedad citados por las religiones paganas o
mistéricas.
Está claro que la autora se adentra con LA CONSPIRACIÓN DE CRISTO (Valdemar, 2005) en un terreno delicado y
controvertido, al cuestionar las mismísimas bases de la fe cristiana,
presentada como original y única por sus seguidores, cuando realmente no es
así. "Los creyentes toman la Biblia
judeocristiana como la 'palabra de Dios' literal, aceptando 'por fe' que todo
lo que contiene son hechos históricos escritos infaliblemente por 'escribas
inspirados por Dios'", afirma Murdock. Evidentemente, no lo ha tenido
nada fácil al divulgar sus investigaciones, topándose con multitud de
obstáculos e incluso recibiendo desprecios y amenazas, pese a sus credenciales
académicas. Y más, siendo mujer. No nos extraña que para publicar dicho libro optara por emplear un
pseudónimo. El fanatismo religioso no entiende de diálogos, sino de dogmas (y,
sobre todo, de violencia). Pero contra los hechos, no valen argumentos. Y
Murdock, historiadora, arqueóloga y miembro de la Academia Americana de Estudios Clásicos en Atenas, nos ofrece los
hechos que demuestran a todas luces que estamos ante lo que ella considera "la mayor ficción de la historia",
frase que sirve de subtítulo a su voluminoso ensayo. "Jesucristo es un personaje mitológico en la misma línea que los
dioses de Egipto, Inglaterra, Grecia, la India, Fenicia, Roma, Sumeria y demás
sitios (...) Ha sido demostrado continuamente a lo largo de los siglos que la
historia de Jesucristo fue inventada y no muestra a una persona real que fue un
'hijo de Dios' superhombre",
asegura. Así pues, según Murdock, ese sería el verdadero sustrato donde echó
raíces el cristianismo. En suma, a un mito preexistente se le añadieron
elementos históricos.
Se sorprende asimismo de que ningún historiador, filósofo o cronista
de la época mencionara los hechos narrados en el Nuevo Testamento. "Este predicador que arrastraba
multitudes solo encuentra su lugar en la 'historia' en el Nuevo Testamento,
pasando totalmente inadvertido para las docenas de historiadores de su época,
una era considerada como una de las mejor documentadas de la historia",
agrega. Nadie puede acusar a Murdock de no emplear fuentes, citas, estudios e
investigaciones. El libro es fruto de un incansable y fructífero trabajo de documentación.
No puede negarse que los Padres de la Iglesia recurrieron al engaño y al fraude durante los
primeros siglos de cristianismo. Muchos libros atribuidos a los apóstoles son
falsos. Y no solo los apócrifos, sino incluso los canónicos. Murdock profundiza
en esta cuestión porque es fundamental. "Está
claro que los Evangelios canónicos son de una fecha tardía, falsificados mucho
después de la fecha pretendida de sus supuestos autores", aclara. Y
cita, entre otras, la interpolación en Mateo
16, 17-19 que se refiere a Pedro como la piedra sobre la que se edificará
la Iglesia. Cuando se comparan las historias narradas en los Evangelios, aparecen
numerosas incompatibilidades. No se ponen de acuerdo en la fecha del nacimiento
de Jesús ni tampoco en su genealogía. Incluso las epístolas de Pablo, que son los primeros textos canónicos, no aportan nada sobre
la vida de Jesús, ni sobre sus sermones y parábolas. Son textos, además,
repletos de interpolaciones y falsificaciones. Algunas epístolas son, incluso, pseudoepigráficas.
Respecto a las recurridas fuentes extrabíblicas, que muchos utilizan a
la desesperada para intentar probar la presunta historicidad de Jesús, Murdock
las desmenuza para demostrar que no aportan absolutamente nada. Los textos de Flavio Josefo, Plinio el Joven, Tácito
y Suetonio son interpolaciones y
falsificaciones. Tampoco valen las referencias talmúdicas o judías. El "Jesus ben Pandira" que citan no guarda relación alguna con el personaje
aludido en los Evangelios. Murdock se encarga de ofrecernos los puntos débiles
de semejante teoría. "Básicamente no
hay evidencias textuales de la existencia de Jesucristo, aparte de los libros y
epístolas bíblicas falsificadas", aduce.
La obra sigue aportando a través de sus reveladoras páginas más evidencias del fraude, retrotrayéndose al mito del monoteísmo hebreo y a la presencia de la astrología
en la Biblia, además de examinar otros elementos y símbolos del mito cristiano.
Asimismo, nos ofrece datos procedentes de las religiones paganas para que
comprobemos la similitud existente entre antiguos hombres-dioses como Osiris, Attis, Dioniso, Mitra, etc. con el personaje de Jesús,
que se reconstruye a base de elementos míticos precedentes. Por ejemplo, de
Mitra cuenta Murdock que nació de una virgen el 25 de diciembre, en una cueva,
que fue visitado por pastores, que tuvo doce discípulos, que realizó milagros y
que resucitó al tercer día tras su muerte redentora, entre otras similitudes. "Al investigar más este asunto
descubrimos que 'Jesucristo' es de hecho una compilación de estos diversos
dioses, que fueron adorados y cuyos dramas eran regularmente representados por
los pueblos antiguos mucho antes de la era cristiana", concluye. En
uno de sus capítulos finales, titulado La
creación de un mito, desvela la manipulación, los crímenes y la destrucción
sistemática llevada a cabo por la Iglesia cuando se convirtió en religión de
Estado, difundiendo el mito de Cristo por doquier y evitando a toda costa que
quedaran evidencias del origen de la falsificación. Ya lo advirtió el arzobispo
Crisóstomo: "Todo trazo de la vieja filosofía y literatura del mundo antiguo
se ha desvanecido de la faz de la tierra".
Si usted tiene la mente abierta y
está dispuesto a analizar sus propias creencias sin prejuicios, si se siente
con la capacidad de eliminar de su memoria tantas mentiras que nos han
inculcado durante siglos sobre la religión cristiana, no deje de leer La conspiración de Cristo, una magistral obra que
no deja indiferente a nadie. Un libro calificado de maldito y herético, sencillamente porque se opone a las mentiras oficiales y arroja luz sobre una oscura trama que ha durado dos mil años.
P.D.: La casualidad quiso que Murdock falleciera víctima de un cáncer el pasado 25 de diciembre a la edad de 55 años. La fecha más simbólica para representar los cultos solares: el solsticio de invierno. La fecha que adoptó la Iglesia para celebrar el nacimiento del mítico hombre-dios Jesús.
ACHARYA S. (DOROTHY M. MURDOCK) |
INSCRIPCIÓN EN LA LÁPIDA DE DOROTHY M. MURDOCK |
(Por Moisés)
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