PARADIG+ XXI: UN FRAUDE LLAMADO ROSWELL

Se supone que hoy hace 69 años del célebre incidente de Roswell. Y se supone que lo que se estrelló allí aquel 2 de julio de 1947 fue una nave de origen extraterrestre. ¿No será mucho suponer? La abundante literatura que hasta la fecha se ha escrito sobre Roswell, solo me hace llegar a una conclusión: estamos ante uno de los mayores fraudes en la historia de la ufología. Es el caso más confuso y manipulado de los que se han divulgado en relación a la presencia OVNI en nuestro mundo. Pero los ufólogos no tienen culpa de ello (¿o tal vez sí?). Más bien, los ufólogos han sido y siguen siendo víctimas de dicha manipulación. Han sido manejados desde los inicios de esta fantasiosa historia por los servicios de inteligencia, con el objeto de intoxicar a la opinión pública (el fenómeno OVNI ha formado parte de una feroz campaña de guerra psicológica desde el proyecto Sign, que no es casual que se pusiera en marcha en la base aérea de Wright-Patterson, donde fueron llevados los presuntos restos del OVNI de Roswell). ¿Y por qué afirmo algo así? Porque estoy convencido de que el caso Roswell es fruto de un plan estratégico que tuvo como fin engañar a la sociedad sobre el, por entonces, incipiente fenómeno OVNI, usarlo como tapadera para esconder prototipos experimentales secretos y hacer creer a los enemigos rusos que los yanquis albergaban en su poder tecnología muy avanzada, al disponer de una presunta nave de origen extraterrestre (además de los cuerpos de sus tripulantes). Eso es Roswell: una mentira absoluta de principio a fin. Un fraude orquestado desde las altas esferas del poder. Por eso, no creo nada de lo que digan al respecto los ufólogos norteamericanos (y sus adeptos europeos), pues unos mienten deliberadamente y otros están siendo engañados para que a su vez engañen a los ciudadanos. Recordemos lo que ocurrió en su día con William Moore y otros ufólogos que difundieron los falsos informes confidenciales MJ-12 o Majestic-12, referentes al estrellamiento OVNI en Roswell. Y no han sido las únicas veces. Hay otro dato que no debe pasarnos por alto: no solo contamos con el caso Roswell, sino que hay otros estrellamientos de OVNIs (UFO crashes). Y todos, curiosamente, ocurren en áreas militares restringidas, cerca de bases aéreas estadounidenses. Más pistas para mostrarnos sumamente recelosos y escépticos ante estas historias.

El caso Roswell ha alimentado el mito de las visitas alienígenas, es decir, la idea de que máquinas procedentes de los confines del universo han logrado alcanzar nuestro planeta. De ser así, resultaría chocante que algunos de esos sofisticados aparatos terminen chocando con el suelo. Y, sobre todo, en suelo USA. Muy sospechoso todo. Hay quien lo cree. Allá ellos y su escasa capacidad de reflexión. El fenómeno OVNI tiene demasiadas implicaciones psicológicas y parapsicológicas para enfocarlo desde una vertiente extraterrestre. No son máquinas, como nosotros las concebimos, ni vienen del espacio exterior, como la ciencia-ficción y el cine han especulado. Es tan absurdo como pensar que la Virgen María desciende físicamente de los cielos para manifestarse a unos pastorcillos (por cierto, no es casualidad que Roswell sea un lugar de peregrinación al estilo de Fátima).

¿Por qué interesa mantener vivo el tan traído y llevado caso Roswell? Para desviar la atención de otras cuestiones más profundas y trascendentes que orbitan alrededor del tema OVNI. Así de sencillo. Interesa a toda costa que se crea en alienígenas e interesa asimismo que se crea que los militares esconden en hangares secretos las verdad sobre los OVNIs. Pero la única verdad es que ambas cosas no son ciertas. Ni hay evidencias concluyentes sobre supuestas visitas extraterrestres —¡ya quisiéramos!— ni lo militares saben nada sobre OVNIs. Eso sí, usan esta popularizada sigla, grabada a fuego en el imaginario colectivo, para sus intereses. A la vista está que cada cierto tiempo se "desclasifican" informes sobre el caso, ofreciendo todo tipo de versiones, contradictorias entre sí, para aumentar la confusión (lo del Proyecto Mogul me parece otra tomadura de pelo, versión recogida por El Informe Roswell: realidad contra ficción en el desierto de Nuevo México, publicado en septiembre de 1995 por la USAF). Los ufólogos, llevados por la excitación, comienzan a difundir esos informes, actuando como meras marionetas de los servicios de inteligencia. Se enfrascan en absurdas discusiones a favor y en contra, salen en los medios caldeando el ambiente, publican libros sobre el tema y misión cumplida. Mientras tanto, quienes mueven los hilos de este fraudulento caso sonríen y se frotan las manos. Y es que me parece de una ingenuidad tremenda creer que el caso Roswell es el más importante de la ufología y pensar que alguien pueda tener la verdad absoluta sobre esta historia tan tergiversada y poco fiable. En mis archivos poseo un enorme caudal de informes, artículos, memorándum, cartas, etc. referentes a este caso. Cuando uno examina esa abundante información fríamente, sin implicarte emocionalmente como erróneamente hacen muchos ufólogos pro-ET, te das cuenta del gran show que han montado los servicios de inteligencia y sus serviles ufólogos. Por eso, no me creo ninguna de las afirmaciones de Stanton Friedman, Philip Corso, Leonard Stringfield, Timothy Good, Kevin Randle, Don Schmitt y compañía, por muy excelentes ufólogos que sean y por mucho que sepan sobre Roswell, pues no sé si mienten por alguna razón concreta que les beneficia o si son utilizados para mentir a la opinión pública sin ellos mismos saberlo a ciencia cierta. El caso Roswell, en definitiva, para mí ya no tiene el menor interés. Solo sirve para hacernos perder el tiempo. El fenómeno OVNI posee aspectos mucho más enriquecedores y, precisamente, están muy alejados de los UFO crashes y de los militares. Así pues, no se dejen embaucar con nada de lo que lean sobre Roswell, si no quieren ser víctimas de la desinformación más ruin que se ha promovido en torno al fascinante fenómeno OVNI.

(Por Moisés)