He levantado muchas veces la vista al cielo esperando con impaciencia poder vislumbrar esas fantásticas "naves" que,
supuestamente, cruzan el firmamento desde tiempos inmemoriales... He soñado con
tener algún encuentro con "ellos" y saber de primera mano por qué nos
visitan, cómo viven, qué avances científicos han logrado y cómo es el planeta
del que proceden... He visitado con frecuencia "zonas calientes" de avistamientos OVNI buscando
evidencias y recogiendo multitud de testimonios... He pasado noches de frío y de
lluvia, aguardando a que los OVNIs hicieran acto de presencia después de algún
aviso a través de la psicografía o la
ouija... He estado ligado a
colectivos tan diametralmente opuestos como GEIFO y Misión Rama. Sí, fui uno de esos chavales obsesionados con el
fenómeno OVNI, que prefería salir los fines de semana de "caza ufológica" que ir a discotecas
(que también). Y no me arrepiento de ello. Esa obsesión —que por fortuna no
rayó en lo enfermizo, ¿o quizá sí?— fue el mejor estímulo para meterme de bruces
a estudiar e investigar este apasionante enigma que tantas horas de sueño nos
ha robado a más de uno. Deseaba obtener respuestas a toda costa. Leía
compulsivamente las noticias aparecidas en la prensa sobre avistamientos de
OVNIs, así como artículos y libros de reconocidos ufólogos. Quería hacerme
de un gran archivo ufológico donde condensar toda la información posible. Hablar
directamente con los testigos in situ
me generaba una tremenda euforia. Conocer en persona a veteranos
ufólogos como Antonio Ribera, Ignacio Darnaude, Juan José Benítez, Joaquín
Mateos Nogales y José Mª
Casas-Huguet, o encontrarme con otros colegas ufólogos de mi generación en
reuniones y congresos, era ya la felicidad absoluta. Con esa emoción —y
especial locura— viví la ufología en mi juventud. Ahora, a mis 50 años de edad, y tras
más de 30 años dedicado a esta maravillosa, aunque muchas veces ingrata, disciplina
llamada ufología, observo ya las cosas con otros ojos, con más sosiego, aunque sin perder del todo
el entusiasmo (eso nunca). Lo cierto es que la pasión desbordada dio paso con
el tiempo a una madurez reflexiva. Y la credulidad inicial a un sano escepticismo. La hipótesis extraterrestre ya dejé hace
mucho de contemplarla como la más plausible. Aunque sigo especulando con la posible existencia de una inteligencia detrás
de los no identificados que orquesta
este extraordinario festival de lo
absurdo. Sea lo que fuere, ahora enfoco mi atención hacia el factor testigo. A su vez, considero
necesario desmitificar muchas especulaciones que no han estado respaldadas por pruebas fehacientes. Fruto de ello es mi nueva obra OVNIS.
DEL ESPACIO EXTERIOR AL ESPACIO INTERIOR, que saldrá publicada el próximo
mes en la editorial Diversa. En ella
abordo la cuestión desde otros planteamientos, catalogados como heréticos por
los ufólogos más conservadores, esos que siguen pensando que los OVNIs son sofisticadas
máquinas procedentes de otros planetas allende nuestro Sistema Solar. No, los
OVNIs son otra cosa. Y tienen mucho que ver con la dimensión psíquica. ¿Visitantes? Más bien parecen vecinos nuestros de una dimensión paralela. ¿Nos estudian? Más bien disfrutan jugando con nosotros. ¿Son físicos? Más bien parecen de naturaleza psicoide o daimónica. Los encuentros cercanos y los raptos están atiborrados de
elementos paranormales, oníricos y arquetípicos. Además, los testigos no viven de forma
aislada esas fantásticas manifestaciones. En muchos casos, son personas que han
protagonizado fenómenos de naturaleza parapsicológica a lo largo de sus vidas (y que acceden con facilidad a estados modificados de conciencia). Y
no solo ellas, sino también otros familiares cercanos (hay un "factor contagio"
muy significativo). Estas particularidades de los encuentros OVNI, lejos de ser
anecdóticas, son la esencia misma del fenómeno. Es fundamental, por tanto,
tenerlas muy en cuenta. Son piezas básicas del puzle ufológico.
Tomar esos
derroteros heterodoxos significa estar preparados para desprendernos de
teorías, leyes, afirmaciones y divagaciones que durante décadas se han
mantenido en pie, a pesar de que no nos han conducido a nada. A lo largo de las
400 páginas de mi libro, procuro sumergirme en este nuevo paisaje, tan distinto
al que nos ha tenido acostumbrado la ufología tradicional. Quizá, no todos
estén preparados para pisar un terreno tan inhóspito. Lo reconozco. Pero invito
a quienes sienten de verdad pasión por el fenómeno OVNI a que acepten el
reto que les propongo y valientemente echen a andar por estos nuevos senderos con el firme
propósito de atisbar otras realidades
que, tal vez, puedan ofrecernos una respuesta más fidedigna a un misterio
que pronto cumplirá oficialmente 70 años de edad. Ya hemos mirado al espacio
exterior. Dirijamos ahora nuestra mirada al espacio interior para hallar probables
respuestas, aunque no sean concluyentes (es complicado en un asunto tan escurridizo). Decía el oráculo de Delfos: "Hombre,
conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses".
Posiblemente, conociéndonos a nosotros mismos, también conozcamos mucho mejor la intrincada naturaleza del fenómeno OVNI.
Al menos, habrá que intentarlo...
MOISÉS GARRIDO, CON 23 AÑOS, EXPLORANDO UNA ZONA MONTAÑOSA DE FRECUENTES AVISTAMIENTOS OVNI EN LA SIERRA ONUBENSE |
(Por Moisés)
Hola Moisés, leyendo tu artículo y estando en gran parte de acuerdo con lo que dices tengo la sensación de que hablas como aquella persona desengañada de algo y que por no haberlo conseguido se vuelve en su contra. Yo creo que "cuando el río suena, agua lleva" y que algo debe haber de cierto en lo de los OVNIS, otra cosa a discutir sería su naturaleza real pero pienso que debemos mantener la mente abierta a todas las posibilidades porque realmente la verdad absoluta en cuanto a este tema no la tenemos la inmensa mayoría de los mortales. Además recuerdo la entrevista que le hiciste hace años a J. J. Benítez y él os dijo a ti y a tu compañera que no os daba más información por vuestra propia seguridad, eso me llamó la atención porque me pareció muy veraz. En fin, a ver si nosotros llegamos a ese punto en el cual se desvele toda la verdad sobre este asunto porque yo sigo pensando que el contacto con otros habitantes del universo sería el mayor acontecimiento de la historia de la humanidad.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu artículo y te felicito por el gran blog que tienes amigo.
Un abrazote
Estimado Israel, gracias por tu comentario. La hipótesis extraterrestre es eso: una hipótesis. Una más de las 300 que se barajan para explicar el origen del fenómeno OVNI. Y cuestionarla no significa cuestionar la indiscutible realidad del fenómeno OVNI. Y mucho menos estar en contra o desengañado, como presupones. ¡Claro que es cierto el fenómeno OVNI! ¿Quién lo cuestiona? Yo no. Pero eso no está reñido con mantener una actitud prudente y sanamente escéptica. Nuestra tarea es investigar, desmitificar aquello que consideramos erróneo, plantear hipótesis plausibles según los hechos, luchar contra el fraude, etc. No conformarnos con creer que son extraterrestres y cruzarnos de brazos. El fenómeno OVNI no es una cuestión de creencias, sino de información. A estas alturas, tendríamos que tener muy claro que OVNI no es sinónimo de nave extraterrestre. Puedo seguir estudiando la cuestión sin necesidad de recurrir a dicha hipótesis con el mismo entusiasmo de siempre. O quizá más, porque a mí me resulta mucho más estimulante enfocar este asunto teniendo en cuenta el factor humano y todos los elementos subjetivos que forman parte de estas experiencias anómalas. Espero que mi libro, donde profundizo en todo ello, aclare tus dudas y puedas comprender hacia donde dirijo mi atención en un tema que me parece de enorme importancia. Un abrazo, Moisés.
EliminarLa verdad es que en algún momento de nuestra vida nos hemos visto desbordados por algún caso en concreto, a veces…, la mayoría de las veces…, la falta de posibilidades por poder llegar hasta un determinado fin en una búsqueda o una respuesta han sido esos escalones o tropiezos con los que nos hemos ido encontrando a lo largo de alguna investigación, llegando a la conclusión que muchos flecos han quedado sueltos y sin esa puntada perfecta que determina el buen acabado de una obra bien hecha. Muchas conclusiones sacadas de estos temas una vez repasados con el paso del tiempo salta la duda que si en vez de haber escrito esta conclusión imperfecta hubiera movido el hilo que hoy conozco y tengo en la mano esa obra de investigación hubiera llegado a mejor término, incluso viendo las herramientas de consulta que se nos pone a mano en internet en tiempo real, posiblemente hoy tendríamos que rescribir todas las historias OVNIS.ido encontrando a lo largo de una investigación llegando a la conclusión de que muchos flecos han quedado sueltos y sin esa puntada perfecta que determina el buen acabado de una obra bien hecha. Muchas
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