Hay que reconocer, si somos honestos,
que la HET (hipótesis extraterrestre) ha fracasado estrepitosamente. Partió de
dos premisas que el tiempo se ha encargado de invalidar. A saber: 1) Existen
pruebas sólidas sobre la presencia de extraterrestres en nuestro mundo. 2) La
humanidad establecerá pronto un contacto oficial con dichas civilizaciones
foráneas. Tras setenta y un año de ufología, la HET sigue siendo defendida por
nostálgicos ufólogos y creyentes que no quieren apostatar de su fe en los
visitantes alienígenas. Los que han sido capaces de dar el paso, luego han sido
incapaces de proseguir el estudio de los OVNIs desde otras vías alternativas.
Para ellos, o había ET o no había nada en la ufología que mereciera la pena. Craso
error. La ufología es mucho más que la HET. Es más, la ufología no ha muerto
(en todo caso, está envejecida); la HET sí (aunque algunos traten de
resucitarla a toda costa). A estas alturas, hemos de reconocer humildemente que
la HET tiene mucho de mito y poco de realidad. Un mito moderno que está anclado
en el imaginario colectivo, como lo están los ancestrales mitos del alma y de
Dios.
Y una buena demostración de que todavía la ufología no ha muerto (aunque eso irrite a sus recalcitrantes enemigos y a quienes abandonaros sus
filas decepcionados, quizá porque no supieron ver más allá de la HET) es que se
siguen publicando a día de hoy buenos ensayos que tratan de arrojar luz sobre la
problemática OVNI desde diversos enfoques: histórico, antropológico,
sociológico, psicológico, etc. Una de esas obras es Érase una vez en Ovnilandia. Tomo I: La gran invasión marciana (Ediciones del Mono Dorado,
Chile, 2016) del abogado y criminólogo Sergio
Sánchez Rodríguez. He aquí un buen libro. Diría más: he aquí un
extraordinario libro. Estamos, sin duda, ante un concienzudo repaso a la
ufología francesa (muchísimo más interesante que la ufología estadounidense,
tan entretenida siempre en secretismos oficiales, ufo crashes y otras estupideces conspirativas). "¿Por qué la ufología francesa? (...)
Lo hice por la riqueza teórica que esa ufología ha exhibido a lo largo de
ciertos hitos importantes de su desarrollo. Es la que mejor se presta a la
exposición de las ideas que quiero discutir aquí, aunque sea someramente;
también es la ufología que mejor conozco", confiesa el autor.
Aunque también sus pioneros defendieron la HET —creer en platillos volantes implicaba creer indefectiblemente que iban tripulados por extraterrestres—, la
ufología francesa se ha caracterizado por haber ahondado en el 'factor testigo'
(las hipótesis psico-social y paraufológica deben mucho al país galo). El libro
de Sergio Sánchez es, por tanto, una obra de obligada lectura para cualquier
entusiasta del tema OVNI que mantenga una actitud seria y crítica, huyendo del
sensacionalismo y de tantas falacias que difunden tantos aficionadillos que
escriben sobre OVNIs sin saber absolutamente nada del tema. Merece la pena leer
algo así en los tiempos que corren. Bienvenido sea cualquier revisionismo,
sobre todo, si se hace con solidez y con conocimiento de causa. Es necesario
frente a tanta confusión reinante.
Con los OVNIs estamos en una permanente encrucijada, discutiendo después
de siete décadas de ufología cuál es su origen y su naturaleza (aunque a muchos
no le interesan esa cuestión y están más obsesionados con los documentos de la
CIA, como si eso resolviera el enigma). Mientras unos siguen aferrados a la
HET, otros, menos conformistas, buscamos respuestas más allá de la ortodoxia de
la ufología clásica, tan limitada siempre a la hora de abordar los aspectos más
complejos del fenómeno OVNI. "Etimológicamente,
yo soy un escéptico, es decir, un sujeto que duda de las afirmaciones al uso en
el ámbito ufológico, especialmente de la hipótesis extraterrestre y sus
derivaciones", aclara de entrada Sánchez. Aunque prefiere, dice,
declararse 'agnóstico', para evitar las implicaciones negativas del término
'escéptico', tan mal considerado por los ufólogos.
No puedo más que tener elogiosas palabras para Érase una vez en Ovnilandia. A través de un fabuloso recorrido por
sus páginas, el viaje por la ufología francesa se inicia cuando se funda el
primer grupo ufológico francés, la llamada Comisión
Ouranos, creada por Marc Thirouin
en 1951. Tres años más tarde, Jimmy
Guieu publica el primer libro ufológico galo: Les soucoupes volantes viennent d'un autre monde. Prosigue Sánchez con
la famosa oleada OVNI de 1954 en cielo francés, con las sugerentes ideas de Aimé Michel (como fueron las ortotenias), con la hipótesis del piloto
Jean Plantier sobre el sistema de
propulsión de los platillos volantes,
con la aparición de la revista Lumières
dans la nuit (LDLN), con el nacimiento del GEPA (Groupement d'Études des Phénomènes Aérospatiaux), etc. Todo lo va
desgranando al detalle, exponiendo asimismo el viraje —a veces drástico y otras
veces no tanto— que toman ciertos ufólogos galos hacia la paraufología (que
representa, en su opinión, la rebeldía desestabilizadora). Fabuloso es también
el análisis crítico que Sánchez realiza a la hipótesis astroarqueológica (cuyo
pionero en Francia fue Robert Charroux),
explicando su origen y su influencia. Y, por supuesto, se detiene en el gran Jacques Vallée, mostrándonos valiosos datos biográficos y exponiéndonos sus heréticas aportaciones, considerando que, a
pesar de vivir en Estados Unidos, "ufológicamente
hablando, Vallée nunca se fue de Francia". Como exponente de la
paraufología, Vallée se desmarca abiertamente de la HET ya desde su aplaudida obra
Pasaporte a Magonia (1969). "Este Vallée, heterodoxo para los
partidarios de la HET (inicialmente muy incomprendidos por éstos), es sin duda
el más cautivante e influyente. También es el más atractivo literariamente
hablando", aduce Sánchez.
En definitiva, estamos ante un libro sumamente esclarecedor, muy
ameno, repleto de explicaciones, aclaraciones y notas a pie de página. Mientras
surgen nuevas corrientes conspiranoicas como la exopolítica, que tanto se aleja del verdadero cometido de la
ufología, este libro supone un buen antídoto. Hace falta desmitificar y efectuar
un exhaustivo repaso historiográfico de la ufología. Y Sánchez lo hace con
precisión, sin ataques gratuitos, desde la mesura y el respeto, radiografiando
todo al milímetro. Como bien señala Alejandro C. Agostinelli, "si alguna vez
fuiste (¡o seguís siendo!) aficionado a la ufología, este libro te recordará o
te iluminará el camino para iniciarte en la lectura de aquellos autores y
comprender la evolución de las ideas que contribuyeron a construir a la
ufología tal como la conocimos antes de que llegara internet para embarullarlo
todo. Si, en cambio, o además, quieres conocer los argumentos que acompañaron
el desarrollo de la mitología extraterrestre contemporánea, este es el libro
perfecto".
Por mi parte, y tras haber saboreado este sabroso ensayo, espero
impaciente el segundo volumen de Érase
una vez en Ovnilandia (subtitulado Tomo
II: A Magonia sin pasaporte), que en breve estará a la venta en Amazon.
Enlace para adquirir el libro:
(Por Moisés)