Siempre me ha llamado la atención la animadversión hacia la ciencia mostrada por gente metida en los temas paranormales. Se aprecia incluso un odio visceral hacia los científicos, a los que atacan sin piedad y desde el desconocimiento más absoluto de lo que realmente significa la ciencia para el progreso humano. Me pregunto si se debe a cierto complejo de inferioridad o a la incapacidad intelectual para comprender el lenguaje científico. Quizá, se trate de ambas cosas. Yo, que soy un ávido lector de obras científicas, considero que la ciencia, pese a sus numerosos errores y fracasos, nos ofrece un caudal de conocimientos extraordinario a quienes nos interesamos vivamente por los enigmas de la mente y del universo. Asómense, por ejemplo, a la física cuántica o a la cosmología.
Esa gente se queja de tres cosas. A saber: 1) La ciencia desprecia lo paranormal; 2) La ciencia considera que todo lo paranormal es fraude; y 3) Los científicos no tienen el menor interés por estudiar lo paranormal. Mucho me temo que ninguna de las tres afirmaciones son correctas. Hay muchos científicos que sí se interesan por estudiar lo paranormal. Otra cosa es que se muestren críticos respecto a las teorías más irracionales. No obstante, hay científicos —incluso algún que otro premio Nobel— que examinan lo paranormal desde una perspectiva más receptiva, considerando que estamos ante hechos que escapan a nuestra comprensión y a los conocimientos actuales de la ciencia. Recordemos que los precursores de la parapsicología (llamada 'metapsíquica' en sus inicios) fueron ilustres científicos, como los que formaron parte de la Society for Psychical Research (S.P.R.) de Londres. Es más, la ciencia acogió en su seno a la parapsicología en diciembre de 1969, cuando la Parapsychological Association entró a formar parte de la reputada Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS). Asimismo, algunos de los padres de la ufología han sido destacados científicos. Además, hay cátedras y seminarios universitarios sobre parapsicología y también comités científicos para examinar los informes sobre OVNIs. Quien no lo sepa, es que no se informa bien. O porque ni siquiera procura informarse.
Esa gente se queja de tres cosas. A saber: 1) La ciencia desprecia lo paranormal; 2) La ciencia considera que todo lo paranormal es fraude; y 3) Los científicos no tienen el menor interés por estudiar lo paranormal. Mucho me temo que ninguna de las tres afirmaciones son correctas. Hay muchos científicos que sí se interesan por estudiar lo paranormal. Otra cosa es que se muestren críticos respecto a las teorías más irracionales. No obstante, hay científicos —incluso algún que otro premio Nobel— que examinan lo paranormal desde una perspectiva más receptiva, considerando que estamos ante hechos que escapan a nuestra comprensión y a los conocimientos actuales de la ciencia. Recordemos que los precursores de la parapsicología (llamada 'metapsíquica' en sus inicios) fueron ilustres científicos, como los que formaron parte de la Society for Psychical Research (S.P.R.) de Londres. Es más, la ciencia acogió en su seno a la parapsicología en diciembre de 1969, cuando la Parapsychological Association entró a formar parte de la reputada Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS). Asimismo, algunos de los padres de la ufología han sido destacados científicos. Además, hay cátedras y seminarios universitarios sobre parapsicología y también comités científicos para examinar los informes sobre OVNIs. Quien no lo sepa, es que no se informa bien. O porque ni siquiera procura informarse.
Curiosamente, quienes más critican a la ciencia son los que menos ciencia leen y los que desconocen las aportaciones científicas para hallar respuestas a los fenómenos anómalos. Son ellos los que desprecian el conocimiento y optan por la fe en lo paranormal y en los extraterrestres (pese a que tales cuestiones no son un problema de fe, sino un problema científico). No quieren saber nada sobre posibles explicaciones naturales que puedan poner en entredicho sus creencias preconcebidas. Desprecian a la ciencia, a la que ven como una peligrosa adversaria o enemiga. Son personas que se han adentrado en lo paranormal persiguiendo únicamente certidumbres consoladoras, no respuestas científicas. La excesiva credulidad y la falta de honradez intelectual y moral hacen que estos sujetos se instalen en el irracionalismo más radical, llegando a considerar que son los científicos, y no ellos, quienes mienten y manipulan. ¿Puede haber mayor hipocresía?
Claro que la ciencia se interesa por lo desconocido... Desde el campo de la neurobiología se están realizando en estos momentos valiosos estudios sobre los mecanismos cerebrales implicados en las experiencias místicas, las visiones de fantasmas y las proyecciones extracorpóreas. Desde otra fascinante disciplina como es la exobiología, se está produciendo un enorme avance en la búsqueda de inteligencias extraterrestres y en la posibilidad de establecer contacto con las mismas. Por tanto, existe hoy día un mayor aperturismo científico a la hora de abordar cuestiones que hasta hace unas pocas décadas eran ignoradas. ¿Lo saben esos que reclaman a la ciencia un mayor acercamiento hacia los temas limítrofes del conocimiento? Por supuesto que no. ¿Saben que se están llevando a cabo ahora mismo investigaciones en diversos laboratorios científicos sobre la comunicación telepática y otras facultades estudiadas por la parapsicología? Tampoco. De hecho, es llamativa la incultura científica de muchos que dicen ser expertos en lo paranormal. Están muy desinformados al respecto. No se molestan en estudiar a fondo dichos asuntos, sino que se quedan con lo anecdótico y lo amarillista. Están más preocupados por salir en los medios de comunicación —sobre todo, en la tele— un día sí y otro también. Ya se sabe que el ego tiene más fuerza que el afán por saber. ¿Y quieren jugar luego a ser honestos "investigadores" partiendo de semejante ignorancia?
La ciencia —ocupada siempre en la confirmación o la invalidación de los hechos— posee un mecanismo de autocorrección que se echa en falta en el mundo del misterio, donde apenas hay interés por explicar nada y, sin embargo, sí lo hay por perpetuar los errores y los fraudes. ¿Es así como pensamos avanzar? ¿Acaso no estamos cayendo en una actitud anticientífica? ¿Estamos, por tanto, en condiciones de juzgar a la ciencia? Todos los que estamos metidos en los temas de lo insólito tenemos una tremenda responsabilidad, sobre todo, si divulgamos. Mantengamos, pues, una línea lo más objetiva posible, crítica, sin miedo a acercarnos a la ciencia e impregnarnos de los profundos y valiosos conocimientos que nos proporciona. Tengamos, por tanto, una postura científica frente a los enigmas, huyendo de explicaciones pseudoesotéricas o sobrenaturales. "Existen muchos misterios sin resolver genuinos en el universo y no ocurre nada por decir: 'Todavía no podemos explicarlos, pero algún día tal vez sí lo hagamos'. El problema es que a la mayoría nos resulta más reconfortante la certidumbre, por mucho que sea prematura, que vivir en medio de misterios inexplicados o sin resolver", reconoce el historiador Michael Shermer en su ensayo Por qué creemos en cosas raras (1997).
Es evidente que la culpa de lo mal que está el mundo del misterio no es de la ciencia, sino de la pésima imagen que damos quienes estamos metidos en semejante terreno, cada vez más pantanoso. Apenas hay escépticos entre los estudiosos de lo paranormal. Hay muchos crédulos, eso sí. Y demasiados analfabetos científicos. Tampoco veo que la mayoría desee con sinceridad buscar la verdad y luchar contra los fraudes. Prefiere defender absurdas creencias conspirativas. No hay más que asomarse por las redes sociales y leer los hoax (noticias falsas) y comentarios que comparten tan alegremente. Provocan rubor y estupor.
En definitiva, es muy conveniente acercarnos más a la ciencia y disfrutar de todo lo que nos enseña. Y alejarnos de las delirantes ideas conspiranoicas difundidas por desaprensivos youtubers que engañan y manipulan de forma execrable a miles de internautas dispuestos a creer cualquier disparate.
En definitiva, es muy conveniente acercarnos más a la ciencia y disfrutar de todo lo que nos enseña. Y alejarnos de las delirantes ideas conspiranoicas difundidas por desaprensivos youtubers que engañan y manipulan de forma execrable a miles de internautas dispuestos a creer cualquier disparate.
Pues sí, me encanta la ciencia y me divierto aprendiendo con ella. Así que agradezco a los científicos todo lo que me han enseñado y me seguirán enseñando, al margen de los errores que puedan cometer algunos de ellos, que a veces son garrafales. Nadie es infalible. Y es que, como nos advirtió Carl Sagan, "la ciencia está lejos de ser un instrumento de conocimiento perfecto. Simplemente, es el mejor que tenemos".
(Por Moisés)
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