La muerte llega sin avisar, a traición, cuando
menos se espera... Y cuando pilla por sorpresa a un ser querido, el dolor es
inmenso. Sí, Ignacio Darnaude Rojas-Marcos
(Sevilla, 1931) fue para mí un ser muy querido, no solo un colega ufólogo. Por
eso he sentido tanto su fallecimiento, acaecido repentinamente en la noche del
pasado 26 de junio. Y es que entre nosotros se afianzó una estrecha amistad
desde que tuve la fortuna de conocerle allá por 1989. Con Ignacio he aprendido
mucho durante las innumerables reuniones mantenidas en su acogedor hogar (el
"templo darnaudiano", como yo lo llamaba). Poseía amplios
conocimientos sobre muchos temas heterodoxos —OVNIs, parapsicología,
apariciones marianas, sociedades secretas, esoterismo, espiritualismo,
metafísica, criptozoología, etc.— y tenía una manera muy sui generis de abordarlos y de conectarlos entre sí. Al final, recurría
siempre a sus novedosas teorías de la Elusividad
Cósmica y del Gran Teatro Cósmico. Para
él, existen otras realidades alternativas que interactúan con nuestra realidad
física. "Nos quedamos mudos al saber
que el pluricosmos multidimensional consta de infinitos recintos frecuenciales,
planos vibratorios, niveles de realidad, universos paralelos y esferas de
existencia habitados, que coexisten interpenetrados en el eterno
presente", me decía hace veintiún años en una de sus muchas cartas que
solía escribirme.
Acertadamente, es considerado el 'filósofo de la ufología'.
Nadie como Ignacio ha sido capaz de radiografiar el enigma de los platillos volantes, tratando de
averiguar el verdadero motivo de su juguetona y esquiva presencia en nuestro
mundo. Y nos ofreció pistas sorprendentes: "Creo
que estos viajeros siderales se proponen mentalizar gradualmente a esta
retrasada grey terrenal en torno a la complejidad y diversificación cuasi
infinitas que se enseñorean del universo. Su comportamiento absurdo es una
táctica deliberada con miras de quitarse hierro a ellos mismos y no
convencernos al cien por cien acerca de la existencia real de los forasteros
del espacio", me explicaba en una entrevista que le realicé para el
periódico Enigmas Express (agosto de
2001). Esa fue precisamente la base de la transufología,
una línea de pensamiento que desarrolló para centrar toda la atención en los elementos
absurdos y en el papel que juega el ser humano en medio de esta escenificación cósmica
orquestada, según él, por presuntas entidades
extrahumanas. Le preocupaba saber quiénes son dichas entidades, de dónde vienen y qué se
proponen. Sus originales trabajos sobre el contactismo
extraterrestre y su voluminoso UMMOCAT —fuente de obligada lectura para los
ummófilos—, son de un inestimable valor.
Lo cierto es que se nos ha ido un excelente ufólogo, aunque yo destaco sobremanera su humildad
y su generosidad, cualidades que escasean en el mundillo del misterio. Sin duda, Ignacio fue
una persona a la que tuve un cariño enorme y una profunda admiración. Nunca le
olvidaré. Su ausencia la sentiré siempre...
IGNACIO DARNAUDE Y SU ESPOSA MARILUZ PORTA (29-05-08) |
OBRAS DE IGNACIO DARNAUDE |
(Por Moisés)
No hay comentarios:
Publicar un comentario