UN RINCÓN VIRTUAL QUE OBSERVA LA REALIDAD CON OTROS OJOS...

lunes, 22 de febrero de 2016

EN MIS RATOS LIBROS (IX): "UNA NOCHE CON LOS AMANTES DE TERUEL" (Javier Sierra)

Javier Sierra (Teruel, 1971) suele conducirnos a través de sus obras por senderos inescrutables... No hay enigma que se le resista, que no esté a su alcance para ser examinado a fondo gracias a su pericia. Es un buscador nato. Sabe rastrear en lugares recónditos del mundo, en milenarios legajos, en templos y museos, logrando rescatar historias fantásticas y olvidadas. Y, además, es un fabuloso comunicador. Ambas cualidades se vislumbran en cada uno de sus artículos, ensayos y novelas. Reconozco que no soy un avezado lector de novelas (me atraen los ensayos), pero las de Sierra no se me resisten, sino que, por el contrario, las devoro con avidez. Y es que, con las novelas de este viejo amigo —nos conocemos desde hace casi 30 años gracias a nuestra temprana pasión por los OVNIs—, aprendo mucho (sobre todo, me hace percibir la realidad con otros ojos). Hay en ellas datos históricos y científicos, conocimientos esotéricos y místicos, herejías y enigmas a raudales... y todo ello, entretejido en trepidantes tramas, aventuras y viajes que parecen más bien pruebas iniciáticas a las que han de enfrentarse sus protagonistas. La cena secreta, El ángel perdido, La pirámide inmortal y El maestro del Prado son buena prueba de ello. La honestidad con que se expresa en sus libros es también una de las virtudes que más resalto en el escritor turolense. Se aprecia la autenticidad y la pasión depositadas en todas sus creaciones literarias, concienzudas hasta la saciedad. Esa impronta personal contagia al buen lector, que valora —y agradece— tener en sus manos un libro especial, cuyas palabras levantan el velo de lo arcano para que su mensaje nos llegue a lo más profundo de nuestro ser: el inconsciente —individual y colectivo, ese habitáculo oculto que nos conecta con los arquetipos, las sincronicidades y lo paranormal, aspectos que, y no es casualidad, están muy presentes en las obras de Sierra, alguien que desde muy joven consagró su vida a buscar incesantemente respuestas a las grandes preguntas filosóficas. Sí, yo diría que, en el fondo, la filosofía es la alma mater que impregna sus obras. 

Hace unos días, Claudia y un servidor recibíamos un ejemplar de Una noche con los Amantes de Teruel, su última piedra filosofal literaria. Nos lo envió el propio autor con una bella dedicatoria incluida, lo cual le agradecemos enormemente. Este exquisito cuaderno de viajes —elaborado de forma artesanal y con una tirada limitada de 3.000 ejemplares numerados—, es pequeño en tamaño, pero grande en contenido. Y es que en sus páginas revolotean los dos mayores misterios existentes: el Amor y la Muerte. Eros y Tanatos... A veces, inseparables, como en la trágica historia protagonizada por Diego Marcilla e Isabel de Segura, los célebres amantes de Teruel. Sierra plantea la importancia del karma y sugiere que todo lo que nos sucede en la vida, ya sea bueno o malo, parece estar entrelazado y responde a un propósito que, quizá, hemos elegido antes de nacer. Hay señales —las desconcertantes sincronicidades, por ejemplo— que así parecen indicarlo. "Nosotros, quizá para evitar ese laberinto, preferimos utilizar términos más suaves como hado o destino", reconoce. La cuestión es que, dos décadas después de su ya conocida incubatio en la Gran Pirámide —tal y como hizo Napoleón en 1799—, Sierra se embarcó durante la noche del 14 al 15 de mayo de 2015 en otra introspección (o viaje interior) a solas, animado —o, mejor dicho, casi obligado— por el alcalde de su Teruel natal. "...Y después de pasar una noche en la Gran Pirámide, ¿no te atreverías a pasar otra en el mausoleo de los Amantes?", espetó Manuel Blasco a su paisano. A Sierra no le quedó más remedio que aceptar el desafío planteado durante la rueda de prensa celebrada con motivo de la presentación de La pirámide inmortal en la ciudad aragonesa, en octubre de 2014. "¿Qué otra cosa podía hacer?", pensó. Al día siguiente, los diarios locales anunciaron que el escritor admitía el reto. Ya no había vuelta atrás. Lo demás, lo describe detalladamente en su cuaderno y no vamos a desvelarlo, por supuesto. Sí decir que nos lo leímos de un tirón. Su lectura atrapa, seduce, y nos hace sentir el infortunio de aquellos dos jóvenes enamorados del siglo XIII que simbolizan el amor imposible, separados por circunstancias ajenas a su voluntad —como en tantos otros casos— y que solo se vuelven a unir "gracias" a la muerte. Lean esta joya de 40 páginas para que sepan qué hizo y sobre qué meditó Sierra durante las cuatro horas que estuvo pernoctando en el mausoleo donde se hallan las momias de los amantes. Solo les anticipo que hay códigos numéricos, guiños, señales y conjeturas que nos hacen entusiasmarnos conforme vamos avanzando en su lectura. Y todo ello para saber, como el autor nos indicaba en la dedicatoria que amablemente nos firmó, que "nada hay tan eterno como el Amor verdadero. Y tan misterioso". Efectivamente, Javier, damos fe de ello...

EL CUADERNO DE VIAJES DE JAVIER SIERRA

SUPLEMENTO ESPECIAL DEL DIARIO DE TERUEL (06-02-16) 

(Por Moisés)

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