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jueves, 28 de mayo de 2020

LA RELIGIÓN BAJO LA LUPA DE LA CIENCIA

¿Por qué las religiones inspiran tanta devoción y moldean las vidas de un modo tan poderoso? Para el filósofo ateo Daniel C. Dennett (Boston, 1942), cuya contribución a las ciencias cognitivas y al darwinismo neural es bien conocida, esta es una pregunta fundamental que requiere un profundo tratamiento científico. En su magnífico ensayo Romper el hechizo. La religión como fenómeno natural (Katz Editores, 2007) señala que "el hechizo que debe ser roto es el del tabú en contra de una investigación científica franca y sin barreras acerca de la religión como un fenómeno natural". Totalmente de acuerdo. La religión ha de investigarse minuciosamente, como cualquier otra cuestión que forma parte de nuestras vidas, aunque las personas religiosas se sientan molestas. Ese es el hechizo que debe romperse, según Dennett. No supone ningún sacrilegio ni ninguna falta de respeto colocar bajo la lupa científica a la religión. Si la ciencia y el ateísmo se juzgan constantemente y son objeto de intensos exámenes, ¿por qué la religión no? ¿Por qué la ciencia, los escépticos y los ateos han de dejar en paz a la religión? ¿Qué poderosas razones existen para que haya tanta objeción a un análisis profundo de los fenómenos religiosos? ¿En qué se fundamenta semejante prejuicio?

DANIEL C. DENNETT

Dennett sostiene, siguiendo un poco los pasos del gran filósofo ilustrado David Hume, que la religión es un fenómeno perfectamente natural, no sobrenatural. "Es un fenómeno humano compuesto de eventos, organismos, objetos, estructuras, patrones, y similares, todos los cuales obedecen a las leyes de la física o de la biología y que, por lo tanto, no involucran milagros", asevera. Por tal motivo, la religión ha de convertirse en un objeto apropiado para el estudio científico. Dennett teme que si no sometemos a la religión a una indagación urgente, y si no resolvemos juntos cuáles son las revisiones y las reformas necesarias, "vamos a dejar en herencia a nuestros descendientes el legado de unas formas de religión aun mucho más tóxicas". Y es que, aunque Dennett reconoce que muchas personas encuentran en la religión la fortaleza necesaria para sobrellevar sus desgracias —es evidente que uno de sus propósitos es consolarnos en nuestro sufrimiento y rebajar nuestro temor a la muerte—, "no es posible anunciar todo el bien que hace la propia religión si primero no se sustrae escrupulosamente todo el daño que hace, y si luego no se considera seriamente la pregunta de si le va mejor a otra religión, o a ninguna religión en absoluto".


Es muy interesante y bastante esclarecedor el capítulo que Dennett dedica a las raíces de la religión, examinando la posibilidad de que emergiera a través de un proceso de selección grupal, como sugiere el biólogo evolucionista David Sloan Wilson. Expone los puntos a favor y en contra respecto a si la propia evolución 'diseñó' la religión como un fenómeno social para garantizar la cohesión grupal. Nos habla también del chamanismo y de los rituales de las religiones populares —aquellas que surgieron antes que cualquiera de las grandes religiones organizadas—, de sus posibles beneficios para el conjunto humano —fortaleciendo lazos de confianza— y de si ese beneficio lo es más bien para la aptitud genética humana en vez de para la felicidad humana. También aborda un asunto espinoso: ¿Existe Dios? ¿Sobre qué bases se fundamenta semejante creencia? "Sin duda es obvio que Dios, el objeto intencional, ha jugado un rol potente, pero eso nada nos dice respecto de si Dios existe o no", afirma. Tampoco la fe en Dios garantiza una mayor virtud moral, como expone en el capítulo titulado 'Moralidad y religión'.

Por supuesto, muchos otros asuntos son expuestos por este reconocido autor a lo largo del medio millar de páginas de su extraordinaria obra, cuya lectura recomiendo a todo aquel que le interese conocer en profundidad el fenómeno religioso y su enorme influencia en nuestras vidas desde la noche de los tiempos.

(Por Moisés)

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