Hace treinta años, en 1990, creé el
Proyecto ONUCAT (CATálogo ONUbense de casos ovni). Se trata de una base de
datos informatizada en la que he ido registrando desde entonces los incidentes
ufológicos acaecidos en la provincia de Huelva desde finales del siglo XIX. En
la actualidad, alcanza casi el medio millar de casos, entre avistamientos de
"luces" extrañas, objetos de apariencia física, encuentros cercanos y
aterrizajes con efectos en el entorno. Incluso observación de "humanoides".
Si te metes seriamente en este tema, tienes que ir al lugar de los hechos,
localizar a los testigos, entrevistarlos, recoger evidencias gráficas si las
hay, elaborar informes, tratar de buscar explicaciones naturales, descartar
posibles fraudes, buscar correlaciones, extraer datos estadísticos, entrar en
contacto con el INTA, con centros meteorológicos, con astrónomos, con
fotógrafos profesionales, etc. Eso, y no otra cosa, es hacer ufología.
Además,
el ufólogo tiene que formarse y documentarse muy bien. Ha de saber distinguir
correctamente los objetos astronómicos, los fenómenos meteorológicos y
atmosféricos, los satélites, las luces de los aviones, la chatarra espacial,
etc. Sí, hay que estudiar mucho. Hay que hincar los codos. La ufología no es
ninguna afición de fin de semana. Es una disciplina, bastante ingrata en
ocasiones, a la que tienes que dedicar muchísimas horas de tu vida. Te hace
perder mucha pasta y encima no te permite tener días de fiesta ni vacaciones.
Para colmo, tienes que soportar las críticas de propios y extraños, los
fraudes, la desinformación, el ego, el afán de protagonismo y la soberbia de
quienes creen tener la verdad absoluta, los plagios, las ideas conspiranoicas,
la falta de rigor de muchos autores, pseudoinvestigadores y periodistas que escriben
sobre OVNIs y tantas otras cosas negativas que empañan la imagen seria de la
ufología, que haberla, hayla, por supuesto.
Comencé con la ufología en 1983. En
estos casi cuarenta años, he visto de todo en torno a este irritante tema. Casi
nada me asombra ya. Estudiando el fenómeno OVNI, he aprendido más de la
condición humana —principalmente, de sus miserias— que de la vida
extraterrestre. No obstante, me quedo con lo bueno: la gente honesta, generosa
y sabia que he conocido y el enriquecimiento intelectual que he adquirido
gracias a mi pasión por la ufología. Y es que si tienes un verdadero amor por
el conocimiento, indefectiblemente un tema te va a conducir a otro; reconozco,
pues, que debo a la ufología mi ulterior interés por la filosofía, la psicología
junguiana, la cosmología, la física teórica, la antropología, etc. Por tanto,
agradezco infinitamente al tema OVNI que se cruzara por mi vida tan
tempranamente y que me haya motivado a reflexionar y a observar la realidad con
otros ojos.
(Por Moisés)
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